El sábado por la tarde tuve la gran responsabilidad de hacer la tarta de cumpleaños de las tres amigas de mi hija Lucía… Todo salió bien, como habéis visto en la entrada anterior… pero hubo algún momento de esa tarde que pensé que todo se iría al traste… Tener dos pinches de 4 y 2 años puede ser enormemente divertido… pero también puede resultar como meter a un elefante en tu cocina… ¿no os parece? … sobre todo al de 2 años…
Por otro lado, pensemos que cocinar con niños no sólo es una actividad entretenida para todos, sino educativa a todos los niveles, tanto para que ellos conozcan el esfuerzo que hay detrás de la comida, como para que conozcan los alimentos y como se transforman, o para que aprendan que las cosas llevan sus tiempos, y los tiempos requieren organización y a veces espera…
Yo a veces meto a «los elefantes» en mi cocina… siempre que lo hago parece una locura… pero al final nunca me arrepiento… y si no miradlo aquí.